Aquí te dejamos el one shot inédito del Nº de Marzo de nuestra revista
~~.~~
Palabras
a través del tiempo
Por Twincestoxa
Hola amigo del
futuro. Mi nombre es Bill Kaulitz, tengo 23 años y pertenezco a una banda
llamada Tokio Hotel. Soy el cantante. Sé que no podré saberlo, pero espero que
el nombre “Tokio Hotel” haya provocado en ti total reconocimiento. Si no es
así… bueno, nada es para siempre ¿verdad?
Justo ahora son las
(checando reloj) 2:47 después de medianoche. Lo sé es tarde, pero resulta que
soy un chico nocturno. La noche siempre me ha engatusado. Sé que es fría y
oscura, pero en una cueva también nacen flores aunque no me lo creas ¡y de las
más místicas!Esperar a que el mundo duerma cansa un poco, pero vale la pena
cuando la inspiración llega como la botella de un náufrago a las manos de su
salvador. Un amigo me acaba de confesar que le teme a la oscuridad ¿tendrá algo
que ver con los fantasmas o los monstruos debajo de su cama? No quise
preguntarle, sus razones tendrá. Pero sí le dije algo: “no tiene nada de malo
tener miedo, pero ¿por qué temerle a la noche cuando ésta nos muestra algo tan
bello como las estrellas?” Entonces empezamos un debate sin final. Claro ejemplo
de que no siempre encontraras a alguien que comparta tu opinión, pero hay que
respetarlo.
Me pregunto en qué
año te encontrarás ahora mismo. Espero que hayan pasado por lo menos veinte
años sino esto no tendrá ningún caso. Me siento satisfecho al saber que mis
palabras lograron viajar en el tiempo y sobre todo que hayan llegado a ti.
Apenas hace un par de días el mundo entero le acaba de dar la bienvenida al año
2013. Lo sé, quizá se te haga muy aburrido con tan sólo imaginar vivir en este
año tan atrasado del que te encuentras ahora, pero creme, saber que
sobrevivimos al fin del mundo predicho el 21 de diciembre del 2012 es sumamente
satisfactorio. Empezar un año nuevo siempre es razón suficiente para
sentirse agradecido. ¡Seguimos vivos! Qué mejor regalo que ese.
Me gustaría saber cuánto
habrá avanzado la tecnología. ¿Seguimos siendo superiores a los robots o éstos
ya nos tienen como esclavos? Realmente espero que no.
Acabo de recapacitar
que sólo hablé de mí allá arriba. Tokio hotel no es sólo yo, ¡claro que no! mi
hermano gemelo, Tom, es el guitarrista. Tom es fantástico con su instrumento,
cuando toca se fusiona con la guitarra y entonces hacen magia. Es muy popular con
las chicas, pero no más que yopero yo lo soy también. Nuestras fans son
las mejores. Georg está en el bajo, es muy bueno en ello y toca otros
instrumentos también. El piano por ejemplo. Aunque yo igual conozco algunas
notas, definitivamente no es lo mío. ¿Falta de coordinación quizá? O de
interés… como sea, el baterista de nuestra banda es Gustav. Este chico deja
todo en el escenario ¡hasta peso! ¿Puedes creer que baja varios kilos en una
sola presentación? Es alucinante. Por eso me encargo que se alimente bien.
Marca el ritmo excelente y siempre nos ofrece buena música. Nos conocemos desde
nuestra niñez y hasta la fecha seguimos comportándonos los unos con los otros
como lo que somos: hermanos.
En serio deseo que
sepas de quien te estoy hablando.
Georg siempre quiso
tener hijos, así que puedo imaginármelo rodeado de unos cuantos querubines
juguetones. En cambio con Gustav es más difícil, siempre ha sido un hombre
reservado e impredecible. Sólo espero que ambos se encuentren llenos de
felicidad. Al igual que espero tener a Tom a mi lado. Él y yo somos tan unidos
que seguimos viviendo juntos. Yo no me puedo imaginar apartado de él e incluso
cuando tengo que salir de viaje yo solo, me lo pienso mil veces antes de
aceptar por no querer irme sin mi hermano. Si cupiera en una maleta todo
estaría resuelto. El celular es un aparato súper útil en esos momentos, pero no
reemplaza su compañía. Así que estamos destinados a ser uno por siempre.
¿Qué será de mí en
este instante? ¿Seguiré con la música? ¿Casado, hijos? ¿Vivo? Ganas de tener
una bola de cristal en este momento de curiosidad, pero entonces qué aburrido
sería saberlo todo ¿no te parece? Qué chiste tendría la vida si supiéramos
exactamente lo que pasará mañana. No habría sorpresas, miedos, misterios...
pero lo más importante: careceríamos de emociones. Los zombies son pro, pero
convertirse en uno de ellos no lo es tanto.
Pienso que debemos vivir
enfocados en el presente, al fin y al cabo todo lo que plantemos hoy crecerá
mañana; pero si no regamos nuestras plantas diariamente ¿entonces cómo
esperamos qué éstas florezcan?Una chispa de iniciativa es todo lo que
necesitamos.
¡Caray! no puedo
evitar seguir preguntándome qué estaré haciendo justo ahora que lees mis palabras.
Sé que mis perros no estarán para ese entonces. Por eso he permitido que
duerman conmigo esta noche, los he llenado de besos y abrazos y sabiendo que no
estarán por siempre aprovecharé cada momento para disfrutar de sus mimos.
Puedes imaginarme justo ahora acariciando sus cabecitas. Haré lo mismo con mis
amigos y familia, nunca sabemos cuándo será demasiado tarde. Demostrar pequeñas
muestras de afecto no está demás.
Y hablando de amor,
voy a confesarte qué fue lo que me inspiró a escribir esta carta estas
palabras.
Simone, mi madre.
Hace un par de días
estuvimos de visita en Alemania por cuestiones de trabajo y por pura curiosidad
Tom y yo decidimos visitar nuestro antiguo domicilio. Ya nadie vive ahí, así
que fue muy triste llegar a lo que alguna vez fue nuestro hogar y verlo tan
solo. Mamá dejó varias cajas en el ático y Tom pensó que las había olvidado. Ella
siempre ha sido tan despistada que no sería sorpresa si esa fuera la razón.
Pero cuando abrimos la primera caja sólo hayamos ropa vieja y artículos
escolares. Cada uno nos dedicamos a esculcar dentro de las pocas cajas que
vivían allí llevándonos varios sustos y carcajadas cada vez que una araña o
algún otro bicho nos daban la bienvenida a su manera. Y entonces encontré un
libro. “Alas para vivir” ese era el nombre. Lo abrí para ver de qué se trataba
y en su lugar concentré mi atención hacia el sobre que dormía dentro de éste.
Para
mi amigo del futuro. Fue lo primero
que leí en aquel papel. Sin decir nada a Tom, lo guardé en mi bolsillo y
asegurándome de no dejar nada importante sin revisar, salimos de la casa.
Apenas llegamos a
L.A. me atreví a leerla. Me lo imaginaba, pero aun así me sorprendí cuando
reconocí la letra de mi madre. Para ser de hace años ésta seguía siendo igual.
Era una carta para alguien que ella no conocía. En ella explicaba que en su
clase de ética les habían pedido hacer una carta donde hablaran de su vida en
el presente y sobre lo que desearían para el futuro. Te citaré lo que escribió
exactamente, un fragmento que me encantó:
“No
estuve muy de acuerdo con la señorita Adele cuando nos explicó que debíamos enterrar
el sobre para que de esta forma llegara a las manos de quien la leyera. Era
como si nos pidiera que dejáramos bajo tierra todos nuestros sueños y
esperanzas, ¿pues qué más podría yo escribir en una carta sino eso? Por eso no
te sorprendas cuando encuentres esto en este libro, pensé que sería muchísimo
más sabio que llegara a ti a través de un nuevo tesoro y como yo aprendas de él.
Un libro puede salvar vidas”.
Investigué más sobre
el tema y me di cuenta que esta era una actividad muy común en los años 80’s.
Dejar cartas por el mundo con la ilusión de que alguien pueda leerlas. Mi madre
fue muy breve en la suya. Habló de su escuela, sus amigos y de las novedades
que arrasaron ese año. Pero ¿sabes qué fue lo que me dejó anonadado? Cuando
habló de mí, de Tom… de sus hijos. Hijos que en ese entonces aún no conocía.
Mira una vez más:
“Espero
que sea niño, pero si nace niña no tendré ningún problema por ello. Sé hacer
colitas y peinados muy chulos. Y los moños siempre me han gustado. Soy mujer y
conozco perfectamente sobre el tema. Pero es precisamente por ello que quiero,
¡deseo! un niño. Quiero ser esa madre inexperta que aprenda con la práctica.
Que mi bebé me enseñe con sus balbuceos lo que debo y no debo hacer. Quiero
aprender de él y por supuesto, que él aprenda de mí. No lo conozco aún, pero
desde ahora te digo con las palmas en el fuego que lo amo como me amo yo, como
amo las flores, al mundo, como amo todo lo mandado por Dios. ‘¿Cómo dices eso
si aún no tienes la certeza de sí serás madre?’ Te preguntarás seguramente. Con
Fe, la esperanza de que va a suceder. Cuando lo tenga en mis brazos le daré todo
lo que necesite, y cuando sea un hombre él sabrá recompensarme por ser su
madre. Mi deber será mostrarle lo bueno y lo malo de este mundo, y enseñarle la
diferencia entre cada uno. Él deberá elegir su camino, no pondré contras en ninguna
de sus decisiones pero mis consejos siempre los tendrá. Habrá algo que no salga
como él desea y entonces yo estaré ahí para darle ánimos. Aprenderá y volverá a
encender el motor y avanzar, pero esta vez con la vista totalmente al frente
para esquivar los baches del camino. Llegará a su destino sano y salvo. Por supuesto
que será un camino largo y seguramente tendrá raspones y golpes por los choques
que alguna vez tuvo que soportar, pero llegará. Y cuando eso pase, yo estaré
preparada con las manos al aire, lista para los aplausos”.
Abajo, justo al
final de la carta, con otro color de tinta agregó algo que me hizo sonreír como
tontonunca:
“Y Dios decidió
mandarme no a uno, sino a dos de sus bellos ángeles. ¿Ves cómo la Fe hace
milagros? Gemelos y varones”
El amor de una madre
puede con todo y de esta forma y sin su consentimiento me estoy dando cuenta de
ello. Jamás pensó que sería precisamente uno de sus hijos quien terminaría
leyendo su carta, al fin y al cabo terminé siendo yo su amigo del futuro. No
pienso decirle que he encontrado y leído sus palabras. Quiero que sea un
secreto mío y de Tom.
¿Quién eres tú? No
importa, y en realidad ahora que lo pienso tampoco importa el año en que la
leas. Porque cuando eso pase será porque era el tiempo correcto. Puedes tener
ideologías hoy que cambien el día de mañana, pero procura que sea por decisión
tuya. Besa y abraza a quienes amas. Diviértete como niño pero hazlo sano. No
hagas daño a quienes crees que lo merecen, ¡al contrario! Deséales bien porque
éste siempre se regresa. Tropieza pero no caigas, ¡vive, vive, vive! Porque
nunca sabes cuándo darás tu último suspiro. Persigue tus sueños, cada segundo cuenta. No desperdicies ni
un solo minuto de la vida que se te ha dado como regalo, encuentra un sentido
en las pequeñas cosas de cada día. Sólo así la vida y la muerte tendrán una
razón, sólo así se podrá descubrir que nosotros podemos hacer que las cosas sean
perfectas de principio a fin.
VIVE EL PRESENTE. De
éste depende nuestro futuro.
Ahora sabes lo que
encontraste en este libro. Compartiendo la ideología de mi madre, deseo que
aprendas de él y sigas con esta cadena dando esperanza a alguien más.Lee el
libro. Quizá Bill Kaulitz ya no viva en tu presente, pero sé que lo que hice en
vida me hará permanecer para siempre.
Te deseo suerte. Te
deseo vida. Te deseo amor.
El
niño de diez años, observó aquella hoja de papel siendo incapaz de creer lo que
poseía en sus manos. Escrudiñó el libro y sonrió al ver la portada.
—Es
bonita —dijo al aire.
Jamás
imaginó lo que encontraría en su jardín esa tarde. Ese día había empezado como
cualquier otro. Había terminado de hacer sus deberes y después de almorzar, decidió
que sería buena idea tomar su pequeña pala de jardín y cavar. Lo hacía todo el
tiempo y lo único que encontraba eran bichos y piedras. Por eso cuando su
pequeña pala hizo un ruido metálico al chocar contra algo, supo que ese día no
sería como los otros.
—Liam,
¿qué estás haciendo ahí en la tierra? Te ensuciarás.
—Ya
voy mamá. Sólo Hablaba con un amigo del pasado —sonrió ante la confusión de su
madre y guardó la carta dentro de la bolsa de donde la sacó. La metió
nuevamente en la pequeña caja metálica, sin olvidarse del libro. La atrajo
contra su pecho y se levantó del suelo.
Se
metió a su casa con tres pensamientos en su cabeza:
El
primero. No puedes esperar lo que pase en un día. Éste siempre te sorprende.
Segundo.
Preguntarle a su madre todo lo que sepa acerca de un joven llamado Bill Kaulitz
y su banda Tokio Hotel.
Y
tercero y más importante: los tesoros sí existen.